Hace relativamente poco que en este mismo blog escribí un post sobre la serie norteamericana HOMELAND. Si en aquel post me centré en la serie en general y la primera temporada en particular, en este caso, quiero hacer algunas consideraciones referentes a la segunda temporada.
Como en muchas de las grandes series de la television, llamense LOS SOPRANO, MAD MEN o BREAKING BAD, el comienzo de una nueva temporada supone el ampliar el retrato que se tiene sobre los personajes. Porque la grandeza de una serie depende en mucho de los personajes, también de sus acciones y giros de guión, pero, sobretodo, depende de los Tony Sopranos, Don Drapers, Walter Whites o, la superlativa, espectacular, indescriptible Carrie Mathison. Y aqui es dónde comienzan los spoilers, avisados estais estimados lectores.
Todo continua donde lo dejamos, Nick Brody es ahora un congresista de los EE.UU. con aspiraciones a la vicepresidencia del país. Hasta ahí todo correcto, pero Nick todavia pertenece a la célula terrorista de Abu Nazir y tiene una mision todavia por cumplir. Carrie ha sido apartada de la CIA y es profesora de clases para adultos, pero una testigo musulmana pide su presencia, por lo tanto su regreso a la CIA como colaboradora es inminente. Y todos sabemos como es de obsesiva Carrie con el tema terrorista.
La tensión de los acontecimientos provoca que Brody sea capturado por agentes de la CIA y, tras un duro interrogatorio, sea obligado a trabajar como agente doble para evitar el casi seguro atentado.
Con el planteamiento de la temporada claro es cuando llega el momento de reflexionar sobre HOMELAND. Los personajes de HOMELAND son espias, terroristas, agentes de inteligencia, pero si se cambiara el contexto podrían ser incluso superheroes. Personajes que basan sus vidas en mentiras, para ocultar su verdadera naturaleza, personajes que llevan mascaras invisibles que ocultan los verdaderos rostros y sus verdaderas intenciones. La tensión creciente provocada por los excelentes guiones de Alex Gansa, Howard Gordon y varios más es su principal baza a favor. La interacción de diálogos e interpretaciones ambiguas genera en el espectador una sensación como de que por mucho que todo parezca cerrado en cualquier momento todo puede cambiar bruscamente.
En el fondo es lo que da credibilidad a HOMELAND, su carácter de realismo, como la vida misma, en la que todo puede cambiar de un momento a otro, para bien o para mal.
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