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lunes, 31 de diciembre de 2012

SERIES: HOMELAND TEMPORADA 2 o la importancia de la tensión para mantenerse alerta

Hace relativamente poco que en este mismo blog escribí un post sobre la serie norteamericana HOMELAND. Si en aquel post me centré en la serie en general y la primera temporada en particular, en este caso, quiero hacer algunas consideraciones referentes a la segunda temporada. 


Como en muchas de las grandes series de la television, llamense LOS SOPRANO, MAD MEN o BREAKING BAD, el comienzo de una nueva temporada supone el ampliar el retrato que se tiene sobre los personajes. Porque la grandeza de una serie depende en mucho de los personajes, también de sus acciones y giros de guión, pero, sobretodo, depende de los Tony Sopranos, Don Drapers, Walter Whites o, la superlativa, espectacular, indescriptible Carrie Mathison. Y aqui es dónde comienzan los spoilers, avisados estais estimados lectores.


Todo continua donde lo dejamos, Nick Brody es ahora un congresista de los EE.UU. con aspiraciones a la vicepresidencia del país. Hasta ahí todo correcto, pero Nick todavia pertenece a la célula terrorista de Abu Nazir y tiene una mision todavia por cumplir. Carrie ha sido apartada de la CIA y es profesora de clases para adultos, pero una testigo musulmana pide su presencia, por lo tanto su regreso a la CIA como colaboradora es inminente. Y todos sabemos como es de obsesiva Carrie con el tema terrorista.
La tensión de los acontecimientos provoca que Brody sea capturado por agentes de la CIA y, tras un duro interrogatorio, sea obligado a trabajar como agente doble para evitar el casi seguro atentado.


Con el planteamiento de la temporada claro es cuando llega el momento de reflexionar sobre HOMELAND. Los personajes de HOMELAND son espias, terroristas, agentes de inteligencia, pero si se cambiara el contexto podrían ser incluso superheroes. Personajes que basan sus vidas en mentiras, para ocultar su verdadera naturaleza, personajes que llevan mascaras invisibles que ocultan los verdaderos rostros y sus verdaderas intenciones. La tensión creciente provocada por los excelentes guiones de Alex Gansa, Howard Gordon y varios más es su principal baza a favor. La interacción de diálogos e interpretaciones ambiguas genera en el espectador una sensación como de que por mucho que todo parezca cerrado en cualquier momento todo puede cambiar bruscamente. 


En el fondo es lo que da credibilidad a HOMELAND, su carácter de realismo, como la vida misma, en la que todo puede cambiar de un momento a otro, para bien o para mal.


VIDEOJUEGOS: LEGO LORD OF THE RINGS o la eternidad en la Tierra Media

La euforia por el estreno de EL HOBBIT: UN VIAJE INESPERADO de Peter Jackson parece no acabar nunca. El merchandising del universo Tolkien se expande (como el cosmos) y no es de extrañar encontrar cualquier cosa que se relacione con esta franquicia. Desde 2011 y a raiz de la anterior trilogia de EL SEÑOR DE LOS ANILLOS, la empresa juguetera LEGO creo una serie de cajas representando los momentos más significativos de la saga junto con los personajes más carismáticos. Por lo tanto, era cuestión de tiempo que, tras cosechar éxitos con las franquicias STAR WARS, INDIANA JONES, PIRATAS DEL CARIBE o BATMAN, se programara el videojuego de LEGO de EL SEÑOR DE LOS ANILLOS.


Publicado a finales de Noviembre del 2012, LEGO EL SEÑOR DE LOS ANILLOS vino a refrescar y alentar a todos los fans que durante todo el año esperaban con ansia el estreno de EL HOBBIT. Las expectativas videojueguiles sobre la Tierra Media no eran demasiado prometedoras. Con unos antecedentes agridulces, los aficionados recuerdan con cariño las adaptaciones por parte de EA GAMES en forma de juego de acción de LAS DOS TORRES y EL RETORNO DEL REY, pero no tuvieron tanto éxito juegos como EL SEÑOR DE LOS ANILLOS:LA TERCERA EDAD, el infantiloide EL HOBBIT o en fracaso gráfico y de jugabilidad de EL SEÑOR DE LOS ANILLOS: LA CONQUISTA. Sin embargo, todos los fans de la saga pueden estar de enhorabuena con la adaptación de LEGO.


LEGO EL SEÑOR DE LOS ANILLOS es el juego que mejor representa la esencia de las películas de Peter Jackson. Pese a su, a primera vista, apariencia infantil, es un juego inmenso, tanto en su ambientación como en su duración. Los gráficos, y todo aquel que haya jugado a un videojuego LEGO lo podrá asegurar, son sencillos, pero los programadores no han renunciado a ningún detalle, empezando por incluir a todos los personajes de la saga y algunos más (como Tom Bombadil), incluyendo todas las escenas representativas de la trilogia y, por supuesto, aderezado con la increíble banda sonora original de Howard Shore. 


El juego permite visitar y explorar toda la Tierra Media una vez acabadas las fases principales. La presencia y control de todos los personajes de la comunidad del anillo, nueve en total y varios que se añadirán después como Gollum o Faramir,  cada uno con sus propias habilidades únicas hacer que la revisitación de lugares anteriores para desbloquear nuevos logros sea un aliciente para volver a jugarlo. La novedad es el carácter de sandbox o mundo abierto que tiene el juego. Las fases principales sirven para seguir el hilo de la historia, pero en cualquier momento el jugador puede ir al mundo libre para con habilidades especiales, conseguidas mediante las herramientas de mithril del herrero enano de Bree, lograr nuevos extras y trofeos.


Antes he señalado que LEGO EL SEÑOR DE LOS ANILLOS no será un juego que pase a la historia por sus gráficos o cualidades técnicas, pero tiene una cualidad importantísima: la adicción. El jugador puede pasar horas y horas entretenido alcanzar nuevos personajes, armas o instrumentos de mithril. Y al final de todo, los videojuegos están hechos para entretener por encima de sus gráficos. Y LEGO EL SEÑOR DE LOS ANILLOS lo consigue sobradamente.

domingo, 30 de diciembre de 2012

COMICS: BATMAN Y ROBIN o como mi papá es el caballero oscuro

El mundo industrial del comic norteamericano, y DC Comics en particular, no es un mundo de tontos. Lo fundamental, como en toda industria, es ganar dinero y la familia Batman con todas sus series genera mucho mucho dinero. El universo Batman, en este relanzamiento que ha sido el nuevo Universo 52, ha contado con muchas series, aparte de las dos cabeceras principales, Batman y Detective Comics, los lectores han podido disfrutar de cabeceras como Catwoman, Batgirl, The Dark Knight de David Finch y, sobretodo, el Batman y Robin de Peter Tomasi y Patrick Gleason.


BATMAN Y ROBIN ha sido la sorpresa agradable, si podemos llamar sorpresa a una serie que lleva desde su creación por Grant Morrison, pasando por su sucesor y actual guionista Peter Tomasi, un nivel de calidad bastante alto. De hecho, esta serie ha sido la que tras el relanzamiento DC ha sufrido menos cambios, ya que Peter Tomasi ha sabido unir ambas etapas de forma muy interesante.


Batman, Bruce Wayne, el de toda la vida, es un personaje que, si está bien escrito, mola mucho. Pero, Damian, su hijo reconvertido de luchador de la liga de los asesinos a nuevo Robin, mola muchísimo más. La primera saga de la serie, la saga de Nothing, hijo de un antiguo mentor de Bruce que vuelve a vengar a sus padres, pone el listón y tono de por donde van a ir los derroteros de ahora en adelante. La relación de Batman y Robin se muestra como un relación educacional. Después de su muerte, Bruce sabe que no va a ser Batman para siempre y decide educar, entrenar, preparar a su sucesor, en este caso su hijo Damian, Robin, para su legado de caballero oscuro. La vida es así, Bruce y Damian, con sus potentes personalidades, han de llegar a un acuerdo, a un consenso que facilite su colaboración como "el duo dinámico de Gotham City". Bruce sabe que su hijo tiene el potencial para llegar a ser un futuro Batman tan bueno como es él, y esto es algo que su voz de la conciencia (llámalo Alfred) le repetirá hasta la saciedad. Pero, por otra parte, Damian sabe que su padre no es inmortal, no es infalible, como se muestra en el ataque de Nothing, y debe aprender que si quiere adoptar la capucha de su padre él también adoptará esa condición de ser infalible, de ser que puede ser derrotado. Esto que viene a ser llamado la madurez del adolescente.


Resultaría una obviedad decir el buen trabajo que está realizando Tomasi guionizando esta serie, su propuesta de tramas de larga duración con un excelente desarrollo de personajes han resultado ser su punto fuerte. Pero, Patrick Gleason ha sabido darle el tono al dibujo, dando a los fans algunas de las páginas más espectaculares y dinámicas de todas las series de la familia Batman. En definitiva, y a la espera de que salga el tercer tomo de BATMAN Y ROBIN, estas son las sorpresas agradables que a todos los fans de Batman y del comic de superheroes nos encantan. Recomendación total.

COMICS: Juego de TRONO DE ATLANTIS

Ha pasado un año aproximadamente desde el relanzamiento a bombo y platillo del nuevo universo DC. ha habido series mejores, series peores, pero si hay que reconocer algo es el interes de que las nuevas series siempre tengan un elenco de guionistas acorde a la calidad que se pretendia. Entre los guionistas caben destacar a autores como Grant Morrison, que ha creado con suerte dispar un nuevo comienzo para el superhéroe genuino, Superman. Scott Snyder ha tenido mucha más suerte en la serie de Batman con su saga de los Buhos, y, por otra parte, con su interesante Cosa del Pantano.


Pero si hay un guionista que sea el amo y señor de DC ese es Geoff Johns. Es a él a quien le dieron las joyas de la corona en el relanzamiento, La Liga de la Justicia. Un comic-espectáculo escrito por y para su compañero a los lápices, el inimitable Jim Lee. La importancia de Johns como autor en la editorial se traduce en el hecho que pueda elegir las series que le apetezca guionizar, por una parte, su perpetua Green Lantern y, por otra, su apuesta por Aquaman.


Y es llegado a este punto, cuando, tras sentar las bases tanto en La Liga de la Justicia como en Aquaman,  Johns ha decidido romper la pana con un crossover entre las dos series por todo lo alto: ¡TRONO DE ATLANTIS!


El interés de Johns por Athur Curry siempre ha estado presente. Arthur Curry alias Aquaman, creado por Paul Norris y Mort Weisinger en 1941, ha sido un personaje menospreciado desde sus principios. Caracterizado como un segundón en todas sus colaboraciones con la JLA, Johns ha decidido dar un giro a esta situación con esta saga.


Aquaman tendrá que luchar con un doble problema. Por una parte, es el lider actual de La Liga, pero, por otra parte, y como bien dice su hermano Orm (Ocean Master), tras el lanzamiento de misiles sobre Atlantis, el legitimo dueño del trono debe tomar partido por su pueblo y aceptar sus responsabilidades. Por lo tanto, después de semejante ataque humano, pese a ser accidental, el lio está formado.


La saga se va a desarrollar desde el número 14 al 16 de Aquaman y desde el 15 al 17 de Justice League. Por supuesto, Geoff nos promete una historia que redefinirá no sólo el personaje de Aquaman dentro del universo DC, sino también todo el mismo Universo DC. El tiempo y la lectura de estos comics nos darán la razón y desde MANHATTAN COMICS que os seguiremos informando de próximos sucesos relativos a ¡TRONO DE ATLANTIS!

miércoles, 26 de diciembre de 2012

CINE: El cuentecillo de LA VIDA DE PI

Desde los comienzos de la cultura del hombre es común usar a los animales en relatos para identificándolos con las cualidades de los humanos satirizarlos y sacar una conclusión didáctica, una moraleja. Esto es lo que venimos a llamar Fábulas, y fábulas han existido siempre. Uno de los primeros en recopilar las fabulas que se transmitían por tradición oral fue Esopo, cuya obra basada en historias populares fue después recopilada por el también fabulista francés La Fontaine. 


LA VIDA DE PI, film dirigido por Ang Lee tras muchos años de problemas de producción, se basa en un libro de Yann Martel. La historia narra la vida de un muchacho hindu, Piscine Molitor Patel, Pi. Su familia dueña de un zoo en la India deciden emigrar a Canadá con todos sus animales. Durante el viaje en barco sufren un accidente, Pi será el único superviviente junto varios animales, entre los que se encuentra un tigre, Richard Parker.


LA VIDA DE PI es una película bonita, bonita en el sentido de preciosista. Y esto es, a la vez, su mayor ventaja y mayor inconveniente. Ang Lee tiene la obsesión por la filigrana del montaje superpuesto y por mostrar unos planos que quieren asemejarse a postales. Pero lo que al principio resulta llamativo para el espectador a mitad de película puede resultar cargante. Por lo tanto, esto se convierte en un arma de doble filo.


La relación que entablan Pi con el tigre recuerda a las fábulas de animales antes nombradas. La moraleja que podemos extraer del film varía de un espectador a otro, algo que favorece la propia religiosidad del protagonista y todo el relato. Aunque supongo que nadie es ajeno al carácter de superación personal que tiene LA VIDA DE PI, como una persona en una situación límite es capaz de sacar fuerzas incluso en los momentos en los que esa situación se vuelven peores. Quiero pensar que está enseñanza deberíamos aplicarla todos en estos momentos de crisis. Para eso están las fábulas, para usarlas.

lunes, 24 de diciembre de 2012

NAVIDAD CON LOS SUPERHEROES, osea SUPERNAVIDAD

Parece una obviedad el tener que hacer un post sobre la Navidad siendo Navidad, pero aun así mi espíritu de niño, en estas fechas tan concretas, me obligan a realizarla.


La tradición de la Navidad es que sea un festividad enfocada a los niños de la casa y la industria del comic americano desde sus comienzos enfocado a un público infantil nos ha ofrecido grandes momentos en los que los heroes de los tebeos han disfrutado aventuras en las fechas navideñas.
Mi propia experiencia personal me remite a una escena bucólica en la que en plena navidad neoyorquina, los componentes de la Patrulla X posan contentos y felices frente a la pista de patinaje del Rockefeller Center (pido atención al detalle al fondo en el que el Dr. Muerte patinando).


Incluso, en mis recuerdos de niñez aparece una historia navideña, dibujada por por el maestro Gene Colan, en la que Batman se aburría soberanamente porque no había ningún crimen la noche de Navidad y acaba cantando villancicos .


La unión Navidad y superheroes se ha visto reflejada con muchísimas portadas, tanto de Superman como el resto de superheroes del universo DC


como los heroes Marvel,


pasando por Hellboy.


Pero, si tuviera que recomendar un comic navideño ese sería Batman: Noel. Bermejo, tras sus colaboraciones con Azarrello en  Luthor y Joker, parece que va alcanzando a marchas forzadas su plenitud como artista. Las primeras paginas son portentosas, la historia es una delicia y la composición es excelente. Si la Navidad es una época para disfrutar, este comic es para disfrutar en esta época.


¡FELIZ NAVIDAD DE PARTE DE MANHATTAN COMICS!

COMICS: El secreto de FLASH REVERSO

Siempre que hacemos referencia al universo DC parece que es obligatorio hacer referencia a la Santísima Trinidad (Superman, Batman y Wonder Woman), pero deberíamos hacer justicia a un personaje fundamental de dicho universo, Flash.


El legado flash se extiende por toda la historia del comic-book de superheroes. Comenzando con el Flash clásico de la Edad de Oro, Jay Garrick, pasando por el Flash de la Edad de Plata, Barry Allen, hasta los flashes mas modernos Wally West o Bart Allen.


Dentro del flash-cosmos el Flash definitivo siempre será considerado Barry Allen. No es de extrañar que los más grandes momentos de la Historia DC estén emparejados con Barry de forma permanente. Cualquier aficionado señalará la importancia en el descubrimiento del multiverso en el clásico "Flash de los dos mundos" publicado en FLASH COMICS 123 o el sacrificio que Barry Allen realiza por el multiverso en el número 8 al morir épicamente en Crisis en Tierras Infinitas.


Con todo este bagaje anterior, la actualidad de Flash en el Nuevo Universo 52 es un tema muy a tener en cuenta por los fans de DC y del comic en general. Tras un comienzo esperanzador en sus tramas por parte de Francis Manapul y Brian Buccellato, el shock que ha sacudido al fandom ha sido la noticia de que Flash Reverso, Zoom, la némesis más terrible del héroe hará su aparición a partir del número 14 de la actual serie.


La rumorología ha explotado en las redes y desde Manhattan Comics os lanzamos un juego de preguntas sobre la inminente aparición del nuevo Flash reverso. Primero, si los autores han expresado que el reverso del rojo no es el amarillo ¿como pensais que será el traje del nuevo Flash reverso? y , segundo, si en el nuevo universo destaca la poca presencia de personajes clásicos que han encarnado al Flash reverso como Eobard  Thawne o Hunter Zolomon y esto nos hace dudar sobre su identidad, por lo tanto ¿quién pensais que será el próximo Flash reverso? Esperamos vuestras respuestas, la polémica está servida.

domingo, 23 de diciembre de 2012

CINE: ROCKY HORROR PICTURE SHOW o ¡Viva la Libertad!

Es muy difícil comentar algo sobre ROCKY HORROR PICTURE SHOW que no se haya dicho o escrito ya. Pero aun así lo intentaré. 


ROCKY HORROR PICTURE SHOW es una referencia pura y dura a la cultura popular del Siglo XX. Rodada en 1975, su estreno supuso el nacimiento de lo que fue conocido como las Midnight Movies. Las Midnight Movies supusieron un fenomeno totalmente novedoso en su momento. La película era proyectada, generalmente en teatros con tarimas. Mientras, una serie de espontáneos del público representaban las escenas, bailes o diálogos más representativos del film. Estas actuaciones se convirtieron casi al instante en un fenómeno de culto como se muestra en la famosa escena de la película FAMA de Alan Parker en la que varios estudiantes de la escuela de Bellas Artes acuden a una de estas famosas sesiones de la película, o en multiples referencias al film como la aparición del Doctor Hibbert de Los Simpson disfrazados de Frank-N-Furter y el episodio de GLEE en la que se adaptan las canciones del film a la trama de la serie.


Como he señalado antes, ROCKY HORROR PICTURE SHOW es referencia pura de la cultura popular del S. XX. No sólo porque adopta varios de los géneros populares (comedia de enredo, musical, cine fantástico) sino porque hace referencias directas a los grandes momentos de dichos géneros. Cualquier espectador reconocerá la referencia a las escenas de baile de Fred Astaire en el baile de Columbia o la escena parodiando a King Kong cuando Frank-N-Furter escala la torre de la RKO con el cuerpo moribundo de su criatura Rocky, por no señalar toda las muestras y homenajes a las pelis de ciencia ficción de los años 50 y 60.


ROCKY HORROR PICTURE SHOW es una sacudida corporal. Dejando a un lado el que pueda gustar más o menos la banda sonora, o que el espectador se identifique con la vitalidad de sus escenas, el mensaje que se puede sacar de la película es que hay que buscar la libertad para ser felices. Da igual que esa felicidad sea entre gays, bisexuales, heterosexuales, todo da igual, lo importante no es "soñarlo" es "hacerlo". Por lo tanto, pese a la apariencia primera de un protagonista transexual que pudo trastocar las mentes "bienpensantes" yanquis, el espectador debe entrar en el juego del film. Este detalle es sólo la superficie del iceberg, lo importante es la búsqueda de la felicidad, quitarse las máscaras y los convencionalismos y descubrir cada cual como puede ser más feliz, sin importar la tendencia sexual. Porque, en definitiva, en esta película, declarada en 2005 por el Congreso de los EE.UU. como obra artística a preservar por la Biblioteca Nacional, tiene mucho más contenido que el que su temática ligera aparenta.

CINE: BRYAN SINGER o el miedo a DIAS DEL FUTURO PASADO

Me gusta el comic, lo reconozco. Mis personajes favoritos siempre han sido Batman y Superman (mi madre daría fe de esa capa roja que me cosió y yo llevaba pasillo arriba pasillo abajo con 5 años), pero mis series favoritas y con las que he crecido como lector han sido marvelitas. Una de esa serie ha sido LA PATRULLA X. Cuando hablo de LA PATRULLA X me refiero a la etapa clásica de Claremont ni a X-MEN, ni FACTORES-X ni apocalipsis o verdugos noventeros.


La adaptacion al cine de LA PATRULLA X dejó momentos agridulces. Por una parte, las dos primeras entregas dirigidas por Bryan Singer son una muestra de buen cine superheroico, por momentos y debido a su tono adulto cercanas a la saga de BATMAN de Christopher Nolan; pero, por otra parte, la última entrega resulta aburrida y cierra la trilogía de forma insulsa. Se tuvo que sufrir sin pena ni gloria, por enmedio, una entrega de Lobezno en solitario, para que 20th Century Fox anunciase un nuevo reboot de la franquicia mutante. Matthew Vaugh retomó las aventuras de Charles Xavier y sus jovenes pupilos con X-MEN:PRIMERA GENERACION. Esta vez desde la perspectiva de los primeros años. Esa época en la que Xavier y Magneto todavía eran amigos y se disponían a reclutar una primera alineación de mutantes con la que luchar contra los malos malosos del Club Fuego Infernal. Kevin Bacon como Sebastian Shaw está muy bien pero es que January "Betty Draper" Jones interpretando a Emma Frost está muy...

 
El éxito de público y crítica de X-MEN: PRIMERA GENERACION provocó que la maquinaria de la industria del cine anunciase una secuela rápidamente. En un principio la continuación sería dirigida también por Matthew Vaugh, pero desacuerdos llevaron a su salida del proyecto. Momento en el cual, retornó el hijo pródigo, el director de las dos primeras y mejores partes de la saga, ¡BRYAN SINGER!

 
Las noticias sólo han hecho que ilusionar a los fans. El argumento elegido para la segunda parte se centrará en la saga de "Dias del Futuro Pasado" una de las mejores historias escritas por Claremont y dibujadas por un pletórico John Byrne. El regreso de actores de las entregas anteriores como Ian McKellen, Patrick Stewart y el inevitable Hugh Jackman en el papel del Lobezno futuro de sienes canosas no han hecho sino el alimentar las ilusiones de todos. El único miedo que tenemos es la actual capacidad como director de Bryan Singer tras el fiasco que supuso su película de SUPERMAN RETURNS. Confiemos que recupere la confianza y el pulso que demostró con nuestros queridos mutantes.



sábado, 22 de diciembre de 2012

LIBROS: LAS ASOMBROSAS AVENTURAS DE KAVALIER Y CLAY o recuerdos de la Golden Age

LAS ASOMBROSAS AVENTURAS DE KAVALIER Y CLAY (o LAADKYC como lo nombraré a partir de ahora para acortar) es una novela escrita en el año 2000 por Michael Chabon. Hasta ahi todo correcto, si no fuera por dos detalles. Primero, fue galardonado en 2001 con el premio Pulitzer a la mejor novela y, segundo, su trama está centrada en la creación del género superheróico y el comic-book desde finales de los años 30 hasta finales de la decada de los 50 del S.XX, lo que viene a ser "La Edad de Oro del Comic".


Chabon hace un análisis preciso de todos los elementos del género de superheroes. Sorprendidos en 1939 por la aparicion de un nuevo personaje, Superman hijo de Krypton, dos jóvenes autores crean un nuevo personaje, El Escapista. El Escapista rapidamente se convertirá en una metáfora de su dibujante, Josef Kavalier, joven judio escapado de milagro de las garras del ascendente nazismo en Europa, que llega a casa de su primo, Sam Clay, en el Nueva York de entreguerras. La vida de Josef, dibujante ficticio que marco una epoca en el relato, se regirá por la huida, huida del trabajo que le hace feliz, huida de la mujer que ama y con la que tiene un hijo, huida de todo, a veces, incluso una huida hacia delante que casi es un suicidio, como es su alistamiento en el ejercito para la 2ª Guerra Mundial.



Por otra parte, cabe señalar como su primo Sam, es obligado a esconder su condición homosexual en una sociedad estadounidense retrograda que llegaría a su techo de hipocresía en la escena del testimonio en el Senado llevada a cabo a raiz de la publicación de LA SEDUCCION DEL INOCENTE del Fredric Wertham. La comparación realizada en dicho interrogatorio de su condición sexual gay con la relación supuesta que podrían tener Batman y Robin es una muestra increíble del patetismo que inundó EE.UU. y el mercado del comic-book en esos años y que acabaría de la forma más penosa, con la autocensura del Comic Code Authority. 


La documentación de Michael Chabon para LAADKYC es exhaustiva. La ciudad de NY es casi un personaje más en la trama y la aparición de personas reales de la Golden Age es totalmente verosímil. Los personajes no dejan de ser un calco ficticio de los padres de los superheroes, Jerry Siegel y Joe Shuster. Y aun así es natural encontrarse con titanes del Septimo Arte como el Stan Lee de la epoca de Timely, Milton Caniff, Gil Kane, Bill Gaines y, sobretodo, mi querido REY, mi querido Jack Kirby. Un libro perfecto para el amante de las buenas historias de relaciones de personajes e ideal para los amantes de la nostalgia comiquera.

SERIES: JUEGO DE TRONOS o lo importante es "La Familia"

Ahora que se acaba el año tengo que hacer una confesión, me he visto enganchado en las redes de JUEGO DE TRONOS. Recuerdo como empecé a ver la primera temporada más obligado por la avalancha de noticias de los fans que circulaban por Internet que por decision propia. Y fue el copo de nieve que poco a poco se fue haciendo una bola de nieve imparable. Una bola de Jon Nieve imparable.


Es ineludible el leerse primeramente los libros antes de ver la serie. Los cinco libros escritos por George R. R. Martin dejan la sensación de que el autor nunca da puntada sin  hilo, cualquier acción, por minima que parezca, provocará consecuencias inevitables. El universo JUEGO DE TRONOS está, por tanto, inmerso en una Teoria del Caos constante, el aire provocado por el aleteo de un cuervo en Invernalia puede causar una batalla en toda regla en Desembarco del Rey.


JUEGO DE TRONOS es un juego de casas, un juego de familias. Las tramas de ambición y poder nos remiten al más puro género mafioso que hemos visto en peliculas como la saga EL PADRINO de Francis Ford Coppola o UNO DE LOS NUESTROS de Martin Scorsese. Porque, como bien expresa Tywin Lannister, "todo lo que está ocurriendo no es por mi ni por ti, es por el futuro de nuestra casa, para que nuestra casa perdure mil años más". Martin, insisto en ello, es un escritor listo y sabe usar sus mejores armas. Giros de argumentos emocionantes, muertes o sensación de muerte de personajes constante que genera tension en el espectador/lector, y varios personajes carismáticos desarrollados perfectamente en capítulos cerrados. Tyrion Lannister o Daenerys Targaryen han entrado en el imaginario de la serie y sería casi imposible continuar sin ellos la trama.


Llegados a este punto, no hay mejor productora para trasladar a imagenes JUEGO DE TRONOS que la HBO. El poder que posee esta productora le permite trasladar la violencia, sexo y crudeza de los libros, algo que en otro medio seguramente heriría la ambigua moral estadounidense. La serie es muy fiel, salvado detalles puntuales que han incendiado a los fans (esas cadenas forjadas en la 2ª temporada para la batalla naval). La ambientación y caracterización de los personajes es impecable, y por muchas quejas que los fans tengan, la imagen de los actores que interpretan a los personajes han calado tanto que es imposible no pensar en Emilia Clarke rubia como Daenerys o, al premiado, Peter Dinklage como nuestro gnomo preferido. Sencillamente, winter and game of thrones is coming. Y que se quede.

domingo, 16 de diciembre de 2012

CINE: EL HOBBIT o como vivir en un agujero bien agusto

Ha hecho falta esperar todo el año para poder ver la película más esperada de la temporada: EL HOBBIT de Peter Jackson y las conclusiones han sido muy variadas. Después de largos años de proyecto, EL HOBBIT ha llegado a las salas cinematográficas y es prácticamente imposible que en la era de la información inmediata e Internet cualquier espectador no sepa la historia que ha acompañado a semejante película  Tras una interminable pre-producción a cargo de Guillermo del Toro que duró más de dos años y que parecía que no llegaba nunca a buen puerto, Peter Jackson retomó la dirección de esta obra de Tolkien para comenzar a llevarla a la gran pantalla. Mr. Peter Jackson, muy inteligente él, no dudó en ningún momento de aprovecharse de las nuevas tecnologías para inundar la red de contenidos sobre el rodaje de esta película, como muestra la infinidad de fotografías  bocetos artísticos e incluso un diario en vídeo de rodaje que nos desvelaban infinidad de detalles antes de su estreno. Por lo tanto, al fan de la obra de Tolkien y de la fantasía en general sólo le quedaba preguntarse ¿Estaría EL HOBBIT a la altura de la trilogía EL SEÑOR DE LOS ANILLOS?


La sensación que inunda la película es la de artesanía  El artesano que no sólo hace su trabajo, sino que le gusta el trabajo que hace. Jackson se recrea en las escenas, amplia detalles del breve cuento en que se basa y lleva el universo de la Tierra Media a un nivel de detallismo que roza la obsesión.  En este sentido no es de extrañar que Jackson se haya juntado con Steven Spielberg en otro friki-proyecto (LAS AVENTURAS DE TINTIN) pues Dios los cría y ellos se juntan. Creo que ambos son los mejores directores de escenas de acción que se puede encontrar en la actualidad. Jackson da ritmo y tensión a las escenas de acción  sabe usar la cámara ralentizada para provocar sensación de épica y el espectador debería agradecer como mantiene los planos generales durante muchos segundos de montaje para apreciar todo lo que ocurre en la secuencia. Algo que en la actual época de cine de acción con montaje de videoclip siempre provoca que el espectador no sepa quien golpea, quien recibe o quien es quien.   


EL HOBBIT es una película de aventuras muy entretenida que no da un momento de respiro. Pero, ahí es donde puede estar su defecto. Le falta el dramatismo de la trilogía ESDLA. Si en ESDLA había que destruir el anillo único para salvar toda la Tierra Media, en EL HOBBIT la trama es tan ligera como una reunión de trece enanos, un mago y un hobbit que tienen que ir a matar a un dragón para recuperar un reino perdido. Ni más ni menos. En definitiva, EL HOBBIT es como predicar al converso. Aquel que disfrutó con la trilogia de ESDLA disfrutará igualmente con ésta, pero aquel que no entrará en el universo Jackson-Tolkien previamente creo que tampoco entrará en esta ocasión  Personalmente, yo vi la película el viernes y hubiera regalado mi trilogía extendida en DVD de ESDLA por ver la segunda parte de EL HOBBIT el sábado siguiente. Todo esto podría ser porque EL HOBBIT me ha gustado o porque si regalaba mis DVDs de ESDLA ya tenia excusa para volver a comprarme la trilogía en Bluray-Hd, pero eso es otro cuento, como los que dirige de forma magistral Peter Jackson.




lunes, 3 de diciembre de 2012

MARVEL NOW: AVENGING SPIDER-MAN & MORBIUS

Los cambios en la serie de Spider-Man afectan también a su segunda cabecera, el "Marvel Team-up" actual.

Así, Superior Spiderman pasará a protagonizarla también.


Christ Yost, el capaz guionista de Scarlet Spider y los dibujos de Avengers pasa a encargarse de las historias de manera regular, mientras que el nuevo artista fijo es Paco Medina.


Y sin abandonar la familia arácnida, un nuevo título se une a la franquicia: Morbius.

El vampiro viviente ha sido un excelente secundario en Amazing durante la etapa Big Time y ahora le llega el turno de volar solo en su propia serie.


Los autores son Joshep Keatinge, procedente de las independientes pero con un contrastado éxito, y Richard Elson.

En esta nueva andadura Morbius se convertirá en defensor de una abandonada parte de Manhattan, y gozará de sus propios villanos y secundarios, antes de volver a cruzarse con el Universo Marvel.

Sin duda un título interesante con el que parece que tendremos "Amor al Primer Mordisco"...

Y con este post concluimos el repaso de los títulos Marvel NOW anunciados hasta el momento.

Disfrutad del final de Avengers Vs. X-Men, pero con los ojos puestos en la HISTÓRICA etapa de Marvel Cómics a la que da inicio.

¡¡NOS VEMOS POR MANHATTAN CÓMICS!!

sábado, 1 de diciembre de 2012

UN BLUES AMARILLO Y, SOBRE TODO, ROJO


El autobús me hizo esperar más de veinte minutos. Era una ballena metálica de piel verdosa abollada en un lateral que traqueteaba al moverse, chirriaba al frenar y resoplaba al arrancar. A mi lado, el guardia uniformado que me había escoltado fuera de la prisión me escupió su particular despedida:
─Ahí lo tienes, princesa. Tu carroza te espera.
No me molesté en replicarle. Cuanto pensaba llevarme conmigo sería el amplio abrigo y el gran sombrero de ala ancha que pretendían ocultar mi llamativa figura, una bolsa de mano con mis pocas pertenencias y un trozo de papel con una dirección garabateada en la misma. Nada más. Tan pronto como diese un paso, los muros grises, las vallas electrificadas y las puertas de cierre electrónico, así como las caras amargadas de los guardias, no serían sino recuerdos pasajeros que no tardarían en diluirse ante las perspectivas ofrecidas por un nuevo día.
─¡Es para hoy! ─increpó el guardia propinándome su último codazo. Rumié algo que nunca llegó a sus oídos y avancé hacia las puertas delanteras del autobús. La ballena, que apestaba a gasolina quemada y a caucho viejo, abrió su boca y me dejé engullir voluntariamente.
Dentro me esperaba un conductor de ánimo avinagrado. A su lado, un segundo guardián se aseguraba de que los convictos ─perdón, ex convictos─ sabríamos comportarnos de una forma civilizada en el largo trayecto que nos esperaba. Sería de lo más estúpido que cualquiera que acabara de ver cumplida su condena se dedicase a causar problemas en su viaje a la libertad, pero había aprendido a las bravas que las cárceles se rellenaban con estúpidos y con bravucones. Por unos y otros nos acompañarían dos ojos vigilantes, una mueca torcida y una porra sujeta al cinto.
Mi subida al autobús no pasó desapercibida para nadie. Con mi aspecto, ni un ciego me podría ignorar. Apenas medía un metro y medio, carecía de cuello, tenía dos largos brazos y dos pies menudos, todo ello, junto a dos antenas ─no olvidemos las antenas─ que surgían de un cuerpo ahuevado. Y era de un amarillo lima de lo más interesante. Alguien así siempre recibía más atención de la deseada.
En los primeros días de mi ingreso en prisión recibí muchos piropos imaginativos y no menos muestras de afecto. Tras romperle los dedos a uno ─los veinte─ y clavarle un tenedor en el ojo a otro, la situación cambió. Los motes dejaron de gritarse y los empujones apenas si se producían de tanto en tanto. Había dejado de ser Carahuevo, Protocaponata, Mocoman o, mi preferido, Manhateful. Era tan solo Manhatto, si bien aún había quien me apodada desde el anonimato ET el Hijoputiense. Ese lo dejé pasar.
Me senté en dos asientos a la vez. Con mi corpulencia hubiera sido imposible exigirme lo contrario. Bajo y rechoncho, era el pariente vivo de un barril amarillo. El conductor apretó el acelerador y el vehículo se puso en marcha con un bufido. Mis compañeros de viaje, cuatro tipos de muy distinta ralea que compartían la misma curiosidad por mi presencia grotesca y ridícula, gruñeron alguna cosa. Les ignoré como llevaba haciendo con todo el mundo desde mi infancia y me dediqué a observar el triste paisaje al otro lado de una ventanilla decorada con polvo, chicles mascados y pintadas que iban desde lo presuntamente poético hasta lo más explícitamente obsceno. 
Al fin estaba fuera de la cárcel como también lo estaba fuera de mi propia vida. Todo lo que una vez fui había desaparecido.
El autobús no tenía más que una parada en una céntrica plaza al sur de la ciudad donde sus ocupantes nos dispersamos a los cuatro vientos. A ojos de la Ley éramos hombres ─en su sentido más amplio─ libres, pero para la sociedad éramos criaturas manchadas y corpúsculos infectos que debían mantenerse al otro lado de una barrera de muchos kilómetros de espesor.
En cuanto doblé la primera esquina y me hube apartado de los ojos de mi vigilante, tiré mi bolsa de mano a un contenedor y releí la dirección apuntada en la hoja de papel. No me costó mucho llegar allí. Mis piernas, por cortas que fueran, tenían tanta prisa como yo, y yo no veía el momento de ajustar las cuentas con muchos individuos.
Me dirigí a un despacho en el que me recibió un tipo grueso que se me antojó otro tipo de ballena de naturaleza bien distinta a la que me había devuelto a la civilización. Repartía su corpachón en gruesas capas de carne y grasa que le habían convertido en un enorme gusano blancuzco y flácido. Los chorretones de sudor se le escurrían por la frente y ambas mejillas resbalando por la piel húmeda hasta que los absorbía el cuello de la camisa que, con su color grisáceo, daba fe de su esforzada labor. Estaba sentado al otro lado de una mesa y, al hablar, el hombre gordo movía nervioso el labio superior señalado por un bigotillo similar a un manchurrón de chocolate reseco.
Era mi agente de la condicional y él nunca llegó a sospecharlo, pero le quedaba poco más de una hora de vida.
─¿Qué tal estás, … errr Manhatto? Es ese su nombre, ¿verdad?
─Sí, señor Ferriz. Siempre he tenido ese nombre. Sin apellidos.
─¡Oh, llámeme Fabián, por favor! Mis clientes son también mis amigos. 
Me invitó a servirme una copa yo mismo si conseguía orientarme. Su despacho olía intensamente a tabaco. Era un cubículo de paredes de ladrillo donde las carpetas, los libros y los informes grapados constituían enormes pilares que conformaban un auténtico laberinto por el que había que caminar con cuidado. A un lado, con cierto esfuerzo visual, encontré media docena de botellas de licor y algunos vasos. Llené dos vasos con coñac y le serví uno a Fabián, que no tardó en abandonar un cigarrillo a medio consumir en un pesado cenicero de cristal que tenía al lado. Su franca sonrisa agitó la gran papada crecida bajo su minúscula barbilla.
─Tengo entendido que acaba de salir de prisión.
─Así es ─respondí─. Vine directamente. Pensé que sería mejor así.
─Lo comprendo, lo comprendo… ─Dio un tímido sorbo a su copa y rebuscó entre los documentos que atiborraban su mesa donde reparé en un grueso informe con mi nombre escrito a mano en la cubierta. El sillón crujió un poco, pero resistió su peso de ballenato. Todo en él era repugnante, incluida su voz─. Considéreme su nuevo amigo.
─Gracias.
Me señaló una silla ante él para que tomara asiento. Yo la miré con desconfianza. Si él estaba gordo, yo no le iba a la zaga, aunque en mi caso no era grasa sino mi peculiar constitución.
Como esperaba, me preguntó por mi situación pasada y mis planes futuros. Tenía claro que conocía mi expediente y toda mi vida, mejor que yo mismo, pero no vi inconveniente en relatársela.
Mi historia era conocida por todos. No en vano, había sido un caso público desde que me encontraron abandonado en un portal siendo aún un recién nacido. Fuera lo que fuera yo, estaba claro que no era un bebé sonrosado, lo que implicaba que nunca me convertiría en un humano; ni corriente ni particular. Era un monstruo, una criatura extraña, un experimento fallido, un alien, un engendro, un ectoplasma, un… ¿un qué? Nadie lo supo jamás, pero estaba vivo y, siendo menudo y torpe, también era mono. Eso me salvó de terminar mis días en una perrera o en el Área 54.
Me criaron siete familias distintas, lo que venía a decir que no tuve ninguna propia. Tampoco me hizo falta. Apenas apareció una foto mía en un periódico y algunas secuencias de video en la tele, me hice tan famoso que adquirieron los derechos para mi cuidado y, sobre todo, la difusión de mi imagen. Así fue como me convertí en la estrella mediática más importante de la televisión. Series como Mi pequeño alien, Hay un monstruo en mi sopa y Siempre Manhatto barrieron todos los índices de audiencia en prime time. Nadie podía competir conmigo. Menos fortuna tuve en el cine, aunque las tres películas que protagonicé obtuvieron sustanciosos dividendos. Sin embargo, mi mayor baza fue la de ser un monstruito pequeño, adorable y amarillo que hacía las delicias de niños y niñas en sus hogares por las noches. Me hice rico antes incluso de saber para qué servía el dinero. Los estudios de televisión se disputaban mis apariciones con cifras mareantes. Y, por más que rebuscasen, jamás se descubrió la menor pista acerca de mi origen.
El único y principal problema al que me tuve que enfrentar fue el mismo al que lo hacía cualquier otro niño estrella de la televisión: la madurez. Los engendros podían ser enternecedores mientras mantuvieran una apariencia infantil, pero al crecer se convertían en seres asquerosos y desagradables. Y yo crecía muy rápido. Los intentos de repetir las antiguas series fracasaron; las búsquedas de nuevos caminos interpretativos dirigidos a un público adulto se saldaron en otros tantos fracasos, cada cual más acusado que el anterior. Nadie me soportaba ya como un tierno monstruito, porque resultaba patético, pero aún menos atraía como un monstruo grande y feroz. Yo no daba miedo; sólo lástima. A pesar de todo, seguía siendo rico. Mi fortuna había crecido como la espuma y todavía podía vender de una forma más que aceptable los derechos de emisión de mis viejas series.
No fueron los únicos cambios en mi vida. Que ya no gustase al público no quería decir que no le gustase a nadie.
Nadia era una mujer rubia, de cuerpo perfecto, cara perfecta e intenciones imperfectas. Dijo que se enamoró de mí desde el primer momento y yo la creí. Era un estúpido. Peor aún, un estúpido confiado. Me tragué todas sus mentiras como si fuera un niño que se negaba a creer la realidad de Santa Claus. Lo que Nadia quería era mi dinero, una fortuna que tenía a su alcance a poco que alargase las manos cuidadas por su esmerada manicura. Ella era inteligente, pero sobre todo una buena actriz, lo cual era más irónico dado que me pasé toda mi vida rodeado de guiones e intérpretes. Debí comprender la verdad apenas me dijo lo mucho que me quería, pero me aferraba a la idea de que incluso a mí se me podía amar a pesar de mi aspecto. Como dije, era estúpido. En mis series de televisión me había hartado de vivir ese tipo de situaciones con su inevitable final feliz. ¿Por qué no iban a hacerse realidad? 
A Nadia la había enviado un tipo llamado Gran Tom, un mafioso que controlaba media ciudad mientras batallaba por el control de la otra mitad en manos de Chicco, otro criminal de su misma calaña en guerra con él desde hacía varios años. Nadia resultó ser una de sus mejores agentes de campo cuya única misión era la de desplumarme. Con lo que ni siquiera Gran Tom contó era con que la mujer y su supervisor, un tipo apodado Razzo, se enamorarían y decidirían quedarse con mi dinero en lugar de transferirlo a la cuenta de su jefe. Yo les busqué de inmediato, pero Gran Tom les encontró antes.
Un día después sus dos cuerpos aparecieron en un callejón oscuro con sendos disparos en la frente. Fue entonces cuando se descubrió el lío de aquella pareja, cómo me habían estafado y cómo yo no tenía una coartada sólida para la noche de autos. Eso bastó para mandarme a la cárcel de forma preventiva como presunto autor de un doble homicidio. Tenía medios, motivos y oportunidad. Era cuestión de tiempo que hallasen las pruebas oportunas para condenarme. Ocho meses después atraparon a un asesino a sueldo que, entre otros delitos, confesó la muerte de Nadia y Razzo. Con esa declaración se retiraron las acusaciones contra mí. Había recuperado la libertad, sí, pero a costa de perder mi fortuna, con las puertas de los estudios de televisión cerradas para siempre y con todos mis contactos y amigos desaparecidos de mi agenda. Nadie quería saber de mí sino era para saber que estaba lejos. O muerto. Yo no era sino una moda caducada, una burla de mí mismo que apestaba. Los tipos con cuerpo de huevo, antenas y de color amarillo éramos un viejo chiste.
─Pero no pienso quedarme encerrado en casa para lloriquear ─concluí tras terminar mi relato a Fabián─. Hoy es el primer día de mi nueva vida y estoy decidido a aprovecharla bien. Estoy libre y pretendo estarlo para siempre.
Fabián recordó su cigarrillo, pero no encontró sino una colina humeante en el borde del cenicero. Movió la cabeza contrariado y se consoló apurando su copa.
─Lamento que el curso de su vida haya ido por esos derroteros.
De haberlos tenido me hubiera encogido de hombros. 
─Es lo que pasa a veces. No es culpa de nadie.
─O sí ─replicó enarcando una ceja. Comprendí a lo que se refería. No pude sino darle la razón.
─Tiene razón. Nadia y Razzo son los culpables. Ellos me pusieron los cuernos, atributos que no necesito con mi aspecto. Y su jefe, ese Gran Tom, también sería culpable. No en vano, el plan fue cosa suya.
─No del todo.
─Cierto, no del todo, pero fue quien empezó a hacer rodar la bola.
─¿Y no les guarda rencor?
Me puse en pie, inquieto. Traté de pasear por el despacho, cosa harto difícil dado el poco espacio disponible y el volumen de mi corpachón. Fabián estaba haciendo lo que tenía que hacer, y eso era descubrir cuales eran mis intenciones futuras y en si me iba a convertir en un miembro productivo de la sociedad que, teóricamente, me había acogido. Decidí ser justo con él: dado que tenía que matarle, al menos que muriera sabiendo la razón última de todo.
─Evidentemente, sí, pero, ¿qué puedo hacer? Mi chica y su amante están muertos. ¿Y qué soy yo frente a tipos así? 
Algo en mi tono de voz preocupó al gordo. 
─Por favor, siéntese. Me… me pone nervioso que la gente deambule por aquí sin ton ni son. Casi hemos terminado.
─Disculpe ─dije, pero lejos de hacer lo que me había pedido, me acerqué a su lado. Fijé los ojos en la carpeta de cartulina que llevaba mi nombre escrito. Él debió darse cuenta, porque, con cierta discreción, apoyó su manaza encima y lo apartó cuanto pudo. Entonces, mis ojos se detuvieron en el gran cenicero de cristal que tenía ante mí. Era de buen tamaño y, según deduje, debía pesar lo suyo. Sí, me iba a servir.
─Manhatto, por favor, la silla… ─A la par, apoyó las yemas de los dedos en la manilla del cajón superior de su mesa. Se le veía muy alterado.
Ignoré su petición, casi con voz suplicante, y seguí hablando.
─Chicco y Gran Tom se disputan la ciudad como dos perros lo hacen con un hueso. En cuanto uno consiga liquidar al otro se hará el dueño de todo y se volverá imparable. Nadia fue uno de sus soldados destinados a la vanguardia. Las guerras requieren mucho dinero, y yo tenía bastante, créame. Mi fortuna arrastraba muchos ceros. ¿Y qué me queda ahora? 
─No diga eso, seguro que…
Continué sin hacerle el menor caso.
─Debí darme cuenta de que Nadia no era trigo limpio, pero, monstruo o no, seguía tan necesitado de esperanza como cualquier otro. Si por esa puerta apareciese una mujer hermosa y le dijese que le ama y que le desea, ¿no haría lo posible por convencerse de ello? Nadia jugó conmigo, como lo hizo su jefe. Razzo fue el tipo que estaba en el momento adecuado para liarse a mi chica y en el momento inadecuado cuando Gran Tom quiso saldar las cuentas. Supongo que, a su manera, también ellos fueron unos estúpidos confiados. Gran Tom no es de los que perdonan. En eso, al menos, ya tenemos algo en común.
─¿Qué? ─Fabián me miraba sin comprender. Echaba raudos vistazos a la puerta de salida, pero él no era sino un ballenato que había encallado en una playa. El mar se retiraba y un lobo amarillento de figura extraña se acercaba lentamente a su vera.
─¿Mis planes futuros? Me gustaría decir que vengarme de Nadia y su amante, pero alguien se me adelantó. ¿Y de Gran Tom? Como ya dije, ¿qué puede hacer un tipo como yo contra alguien como él?
─Nada… ─susurró la gran ballena blanca. Más que sudar, rezumaba aceite. Temblaba con ligeros espasmos. Por primera vez que recordase, mi aspecto realmente provocaba miedo. Tal vez hubiera necesitado mejores guionistas. O una mayor motivación para causarlo.
─Lo bueno de la cárcel es que da tiempo para pensar. 
─¿Y qué… qué ha pensado?
─Que con mi aspecto y mis antecedentes, me costaría demasiado tiempo conseguir una pistola.
Le llegó entonces la epifanía y, desesperado, se apresuró a abrir el cajón. Yo fui mucho más rápido que él. Me bastó con agarrar su cenicero de cristal, levantarlo por encima de mi cabeza y usarlo como martillo pilón en la suya. Uno, dos, tres… Conté hasta siete golpes antes de parar. El cráneo de Fabián se había abierto como una sandía que descubría sangre y masa encefálica salpicada de trocitos de hueso. Asqueado, tiré el cenicero al suelo y cogí el expediente policial que llevaba mi nombre. Allí estaba todo, un informe pormenorizado de quién fui y quién creían que seguía siendo. Todos se equivocaban, pero, por el momento, más me valía mantener el engaño. Al empujar hacia atrás el corpachón de Fabián, revisé el contenido del cajón que con tanta ansiedad se había interesado instantes antes. Allí encontré una pistola, una Colt, un último recurso para protegerse de la mala calaña con la que habitualmente debía tratar. La cogí sopesándola. Las únicas armas que había tenido en las manos hasta el momento eran de atrezo. Era una sensación distinta, pero con la pistola en las manos me sentí mejor. De algún modo, era el primer paso para encontrar la que iba a ser una nueva vida. 
Me marché de allí apenas estuve seguro de que el incendio que asolaba el despacho carbonizaría todo lo que contuviera, especialmente mi expediente. Procuré que nadie reparara en mí mientras me alejaba con el cuello de mi abrigo subido y el sombrero bien calado. A cierta distancia asemejaría un tipo cualquiera. No quería ser sospechoso de asesinato tan pronto.
Primero tenía que matar a unos cuantos más.
El Honolulu era un restaurante de lujo que, según rezaba el cartel dorado de la entrada, cerraba los jueves.
Lo que no decía era que dicho establecimiento era propiedad de Gran Tom, ni que estaba cerrado para el público, no así para el dueño. Los jueves, día especial para el reputado y agresivo hombre de negocios, era cuando él y su cohorte formado por un fiel secretario, un par de mujeres  presumidas y entre dos y cuatro celosos guardaespaldas, disfrutaban de las delicias de un menú tan variopinto como selecto y de una carta de vinos tan elegante como satisfactoria. 
Eran las diez y cuarto, era jueves y Gran Tom ya estaba allí.
Aun desde la esquina en la que me encontraba se podía escuchar la música. Los acordes melódicos de una orquesta atravesaban las paredes e inundaban una calle desnuda donde el tráfico había desaparecido y donde una lluvia de tarde había humedecido el asfalto despertando olores añejos. Las risas, masculinas y femeninas, mostraban el buen humor reinante en una noche que todo lo prometía.
Recorrí la acera desde el final de la calle arrastrando los pies y tropezando con papeleras, postes de teléfono y fachadas. De tanto en tanto, rumiaba algún gemido o un par de gritos ahogados. El vigilante apostado en la puerta principal del restaurante me descubrió apenas di unos pasos, y me olvidó apenas di algunos más. Para él, yo no era sino un borracho que no recordaba dónde podía dormir la mona. Avancé hacia él despacio, sin la menor prisa. Cuando no distaba más de cuatro metros de su lado, me situé entre dos coches aparcados e hice una excelente interpretación de un tipo vomitando. Desde luego, él apartó la vista asqueado de mi dirección y, desde luego, yo aproveché para avanzar hacia él a toda velocidad, clavarle la pistola en las costillas y descerrajarle a bocajarro dos tiros. Al otro lado de las paredes, la música fluía con un ritmo agitado que invitaba a bailar y a divertirse. Las risas estallaban unas tras otras. 
 Arrastré al guardaespaldas a una esquina del portal. Sólo me había interesado quitarlo de en medio, pero apenas le moví encontré algo más interesante: colgada del cuello y un hombro llevaba una ametralladora Thomson provisto de un cargador en tambor con capacidad para cien cartuchos. La providencia se había compadecido de los monstruos amarillos.
Abrí la puerta del restaurante de una patada. Siete pares de ojos se volvieron hacia mí para descubrir quién se había atrevido a interrumpir su, hasta entonces, placentera velada. La música se apagó, las risas se acallaron y las voces enmudecieron. Era mi llamada, pensé. Alcé el cañón de la ametralladora y me puse a tocar mi canción preferida dedicándosela a una persona en especial.
Serpentinas de colores brotaron de la boca del cañón y cruzaron el salón de parte a parte. Apenas amartillaron los primeros compases, mis anfitriones se pusieron en pie deseosos de bailar. Agitaron las manos, movieron los pies, torcieron los cuellos y abrieron las bocas, pletóricos y jubilosos por el festín musical que les ofrecía a todos y a cada uno de ellos. Con el dedo presionando el gatillo de mi ametralladora, los siete asistentes al salón del restaurante danzaron frenéticos mientras platos, cubiertos, mesas, cuadros y lámparas crujían y explotaban en mil trozos que caían al suelo como confeti. La música proseguía, y mis agasajados bailaban para mí.
El secretario, un tipo delgado armado con un traje barato y gafas de metal, apenas fue capaz de moverse desde detrás de la mesa. Una de las chicas que llevaba un escotado vestido fucsia invitó a uno de los guardaespaldas a bailar con ella, marcándose unos movimientos que les llevó a quedar uno junto al otro, abrazándose. Otro de los hombres quiso refugiarse en la cocina, pero jamás avanzó más allá del espacio comprendido por un par de mesas. Los demás corrieron idéntica suerte. Y Gran Tom…
Mi viejo y buen amigo. Hola, Gran Tom. Cuánto tiempo sin verte. ¿Qué has hecho en todo este tiempo? Quizás no te acuerdes de mí, pero yo no te he olvidado ni un solo instante del tiempo que hube de pasar en la puta celda a la que me enviaste.
A Gran Tom le gustó sobremanera mi pieza musical. La ametralladora era un instrumento fácil de tocar, práctico, sonoro, fiel y bien afinado. Esquirlas de fuego partían lentamente de mis manos y se dirigían con dulzura hasta el cuerpo rechoncho y corpulento de mi querido amigo. No le llamaban Gran por capricho. Recibió cada uno de mis besos con afecto. Se le notaba en su rostro, animado, excitado. Me miró incrédulo como si fuese un espectro surgido de algún día de su ayer y del que pensó que jamás se tendría que acordar. La Thompson crujía una y otra vez con un traqueteo que provocaba cosquillas en mis manos, pero Gran Tom temblaba conforme las balas le perforaban piernas, brazos y vientre, atravesándole, escupiendo de cada herida chorros de sangre que salpicaban el aire poco antes de hacerlo sobre el suelo alfombrado.
Y mientras los convidados a mi particular fiesta se lo pasaban en grande, con relámpagos de luces, con confeti de madera y porcelana, con pies destrozados de tanto bailar y manos nunca quietas, yo reía. La ametralladora les iba acribillando con la fuerza de un tornado de fuego y odio, pulverizándoles carne y hueso, desgarrando nervios y tendones. Mantuve la yema del índice clavada en el gatillo que presionaba con todas mis ganas, haciendo oscilar mi arma de parte a parte, atrapando con los disparos a todo aquel que osaba moverse, al que intentaba levantarse, al que procuraba ocultarse. Convertí el restaurante en un salón de baile y a siete comensales en siete monigotes cuyos cuerpos de trapo y algodón se desparramaron por doquier. 
Todos ellos murieron una vez y bien hubieran podido hacerlo cien veces más. Me reía apenas puse un pie en el local y estallaba en risotadas histéricas y crueles mucho después de verme rodeado de sus cadáveres despedazados. Cuando poco después conseguí escucharme, enmudecí asustado. Del cañón de la ametralladora flotaba una voluta de humo gris que ascendió por el aire formando un signo de interrogación, preguntándome qué iba a suceder ahora.
Aguardé un par de minutos tratando de recordar qué hacía allí y el porqué de todo ello. Entonces, solté la ametralladora que cayó pesadamente al suelo como un trozo de hierro inservible, escupí al suelo y me marché.
Taché de mi lista aquellas muertes y seguí leyendo. Aun encontraba nombres en ella.
El despacho de Chicco estaba en la quinta planta de uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad. Naturalmente, no era así como se le conocía; no en el mundo legal. Chicco era un alias y era cuanto me importaba. 
En la antesala de su despacho me recibió una muchacha joven, de largos rizos rubios y delicada figura, sentada tras una mesa sobre la que figuraba un letrero metálico con el nombre de Deborah. Su profesionalidad le impidió saltarme con lo que ya era una pregunta habitual de todo aquel que me veía por primera vez:
─Muy divertido, pero ¿cómo consigues que se mueva? Parece de verdad.
Como ya tenía aprendido, mi apariencia rara vez causaba miedo; básicamente, era incredulidad. Nunca dejaría de ser un monstruo ahuevado y amarillo, una criatura esperpéntica y absurda que, en aquellos momentos, había dejado de ser paciente.
La agarré de sus preciosos rizos rubios y la saqué de su parapeto para arrastrarla de muy malos modos fuera de la mesa. Chilló y gimió de dolor, pero los bicharracos esperpénticos y absurdos éramos inmunes a los lloriqueos de las secretarias idiotas. Tiré de ella sin la menor consideración mientras desfilábamos por un corto pasillo cercado por paneles de madera hasta toparnos con una puerta sobre la que se leía: «José Enrique Dobler. Abogado». Giré el picaporte y, para desconcierto del tipo que estaba dentro, entramos.
─¿Qué coño…?
El abogado de día y mafioso de noche se levantó de inmediato apenas nos echó la vista encima. Nos miró a ambos, aún sin saber si dar crédito a sus ojos, si llamar a la policía, a su seguridad privada o a un loquero. Que a primera hora de la mañana alguien con mi aspecto irrumpiese en un despacho acompañado ─no voluntariamente─ de su secretaria requería de cierto tiempo para asimilarlo.
Solté a la mujer y fijé los ojos y el cañón de la pistola en la cabeza de aquel hombre al que no había visto en la vida. 
─¿Qué vas a hacer? ─le pregunté. Él, que no era tonto, comprendió de inmediato.
─¿Sentarme muy despacio?
─Muy bien.
─¿Y mantener las manos sobre la mesa?
─¡Premio!
Chicco echó un vistazo a su secretaria. Aún yacía acurrucada en un rincón, sollozando y gimiendo por lo bajo, no fuera a reparar en ella por segunda vez. 
─¿Te importa si Deborah se marcha? ─me dijo─. Los negocios requieren cierta privacidad.
─Que se marche, pero…
─Lo sé, lo sé ─concluyó él. Se dirigió a la muchacha─. Deborah, todo está bien. ¿Me escuchas? ─Deborah, tras ciertos instantes de desconcierto, asintió─. Sal fuera y tómate algo. ─Ella volvió a asentir. Se encaminó hacia la puerta─. Ah, y no hagas nada, ¿has entendido? Quédate en tu mesa y no hagas nada.
Trastabillando, como si no recordara cómo usar sus piececitos enfundados en dos zapatos rojos de tacón, salió fuera. En cuanto cerró la puerta tras de sí, preguntó haciendo el amago de sentarse:
─¿Puedo…?
─Sí ─respondí lacónicamente. Mantuve la pistola a la vista.
─Eres… Manhatto, ¿verdad?
─Sí.
─Creo que no nos conocemos. Bueno, yo a ti sí. Vi algunas series tuyas. Eran muy divertidas.
─Sí.
Nos quedamos quietos, cada uno sentado en su silla, con las manos cruzadas al frente. Éramos dos amigos haciendo turno en la cola del dentista, aguardando el autobús, esperando que nos sirvieran un café. Él me vigilaba y yo a él. Los minutos pasaron y, cuando fueron suficientes, decidí hablar yo:
─Gran Tom está muerto.
Chicco enarcó las cejas.
─¿Cómo?
─Gran Tom está muerto ─repetí paciente.
─¿Muerto? ¿Quieres decir que…?
Asentí.
─¿Y tú le has…?
Volví a asentir.
─Vaya ─dijo sin más. Se echó hacia atrás dejándose caer sobre el mullido respaldo de su sillón. Era fácil adivinar lo que pasaba por su cabeza, no así el orden adecuado. Llevaba años queriendo escuchar esas noticias que le había brindado para desayunar. Y, así sin más, las tenía servidas en una bandeja de plata. Gran Tom había muerto. Entonces, los engranajes de su cabeza empezaron a rotar y a girar, y con ello los músculos faciales se tensaron en lo que podía pasar por una sonrisa lobuna─. ¡Vaya! ─dijo una vez más. Luego, empezó a pensar más allá de la primaria satisfacción que le reportaba todo aquello y se interesó, esta vez de verdad, por mí─. ¿Por qué?
─¿No lo sabes?
Lo meditó un instante y asintió despacio.
─Venganza.
─Sí, venganza ─acordé─. Mi novia me engañó, pero alguien se encargó de ella y de su amante.
─Gran Tom.
─Sí. A su manera, también él tenía motivos para hacerlo. Nadia me robó a mí y, en cierto modo, le robó a él. Era imposible que lo dejase pasar.
─Hubiera parecido débil. Cualquiera de los suyos no habría dudado en dar un golpe sobre la mesa.
─Pero ¿en qué lugar me dejaba a mí?
─En la cárcel. Leí las noticias al respecto. Fuiste noticia de portada durante semanas.
─Lo imagino. Cornudo, arruinado y preso. El lote completo.
Chicco asintió dándome la razón.
─Y, para colmo, sin poderte vengar. No de tu chica, al menos. Ni de su amante. Gran Tom se había encargado de ello privándote de la venganza, así que se lo hiciste pagar. Además, fue el artífice de todos tus problemas.
─Todo es verdad ─acordé.
─¿Y mereció la pena?
─¿El qué?
─Matarle. Llevo años queriéndolo hacer yo mismo, pero nunca tuve la oportunidad. En cambio tú, vas y le matas. ¡Increíble! 
─No lo hice por ti.
─Lo supongo, pero no deja de ser cierto que me has hecho un gran favor.
─Un enorme favor.
Asintió una vez más. Su sonrisa lobuna se convirtió en la del Lobo Feroz. Por dentro estaba a punto de ponerse a bailar.
─¿Qué quieres? ─inquirió curioso.
─¿Que qué quiero?
─Por eso estás aquí, ¿no? Has liquidado a mi viejo enemigo. Eso merece algo más que una recompensa.
Moví la cabeza.
─Gran Tom no era sólo tu viejo enemigo ni el cabrón al que quería ver muerto. Era mucho más. Por años os habéis disputado la ciudad. Los dos erais viejos perros que libraban batalla tras batalla por hacerse con la Ciudad de los Huesos. Ahora que él ha muerto, el que se siente en tu sillón tiene claras opciones de hacerse con un territorio nunca visto. Ya no hay guerra; es el turno del saqueo y establecer las nuevas reglas del juego. Gran Tom ha muerto y, con él, ha caído su imperio. ¿Empiezas a ver las posibilidades?
─Sí. ─Chicco, reclinado sobre su sillón, unió las yemas de los dedos en una pose pensativa─. Créeme si te aseguro que las veo. Grandes posibilidades. ─Cayó en la cuenta de que seguía ante él y que no era producto de la resaca. Se incorporó en el asiento encarándose conmigo─. ¿Qué quieres entonces? ¿Ser parte de mi organización?
─No ─dije poniéndome de pie─. No quiero partes. Lo quiero todo.
─¿Qué coño…?
Levanté la pistola, le señalé la frente y disparé. Por enésima vez, Chicco cayó hacia atrás, ahora con un agujero del tamaño de un dedo meñique en la frente y un reguero de sangre que resbalaba por una mejilla. Afuera, más allá de la puerta, escuché un agudo chillido.
Me levanté despacio. Estaba cansado, pero tenía mucho que hacer todavía. Rodeé la mesa, agarré a Chicco por las solapas de su camisa y le saqué del que ya era mi sillón. Como cadáver, Chicco no parecía muy distinto a Gran Tom. Dejé la pistola sobre la mesa y pulsé el botón rojo del interfono interno:
─¿Deborah? ─llamé con voz suave─. Haz el favor de venir. ─Aguardé un instante. Luego, repetí la orden en un tono más acuciante y duro─. ¡Ahora!
Apenas unos segundos después escuché unos tímidos golpecitos en la puerta.
─Pasa.
La puerta se abrió y los rizos rubios de la secretaria se asomaron junto con el resto de un rostro compungido y tembloroso.
─Entra, no te quedes ahí. ─La invité a pasar con un gesto de la mano.
Ella obedeció muy despacio. Apenas había dado dos pasos en el interior del despacho cuando descubrió el cuerpo de su antiguo jefe. Yacía boca abajo en el suelo como si fuera la piel disecada de un oso o un león. Ahogó un gemido llevándose las manos a la boca. Tenía el rímel de los ojos corrido por los lloriqueos previos, pero no intentó, o no pudo, retroceder.
─Siéntate, por favor ─le dije señalándole la silla que yo mismo había ocupado poco antes. En cuanto ella así lo hizo, apoyé la mano en la pistola haciéndola girar hasta que apuntó en su dirección. Aparté la mano, pero ella no dejó de vigilar la pistola temiendo que se disparase de un momento a otro─. Te llamas Deborah, ¿verdad? ─incapaz de mirarme, asintió una y otra vez─. Deborah… ¡Deborah! ─Al fin rompió el hechizo de la pistola y dirigió sus ojos hacia mí. Con suavidad, casi con dulzura, le pregunté─: Dime, Deborah, ¿te gusta vivir?



CARLOS MARTÍ