Después de la voragine videojueguil de finales del 2012, con joyas como DISHONORED, ASSASSINS CREED 3, CALL OF DUTY BLACK OPS 2 o FARCRY 3, el 2013 parece empezar con el mismo tono o uno incluso mejor. Y el primer gran lanzamiento del año es el reboot de DEVIL MAY CRY, la nueva apuesta de la franquicia llamada DMC.
DMC, producido por Capcom pero programado por el estudio británico Ninja Theory, autor de joyas como HEAVENLY SWORD o ENSLAVED: ODYSSEY TO THE WEST, ha estado desde su anuncio envuelta en la polémica. La nueva apariencia del personaje, más joven, europeizado y con un tono más adulto, en el que se le ve en actitudes sexuales e ingiriendo grandes dósis de alcohol y drogas, ha causado un revuelo enorme desde su aparición en las redes sociales por parte de los fans de la serie. De ahi la gran expectación alrededor de este videojuego.
El relanzamiento de DMC no se ha andado con chiquitas y comienza de cero a reformular todo su universo. La trama principal nos descubre a un Dante inexperto, en el comienzo de su carrera, muy joven y que en nada se parece al cazador de monstruos que se nos presentaba desde el principio en la anterior saga. Los pilares básicos de la saga siguen siendo los mismo, pero modernizándolos y occidentalizándolos, por momentos con toques de la saga MATRIX incluso. Los personajes clásicos y sus interacciones siguen siendo las mismas. Sparta, el padre demonio, tiene dos hijos, Dante y Virgilio, con una ángel. Estos gemelos son separados por su padre para salvarlos del ataque de su enemigo, el archidemonio Mundus, pierden la memoria y sólo años después se volverán a encontrar en un mundo ya totalmente dominado por Mundus y sus hordas demoniacas. Sin embargo, la relación entre ambos hermanos no será tan idílica como parecia a priori.
DMC es como la tortilla de patatas de una madre. No es algo novedoso pero si está bien hecho resulta increíble. DMC está bien hecho. Con una estética muy característica de anteriores juegos de la compañía, añade elementos ajenos y propios al videojuego. Los combos de estilo, ya presentes en la anterior saga de DEVIL MAY CRY, son espectaculares, y a esto hay que añadir elementos de otros grandes títulos como PRINCE OF PERSIA o UNCHARTED. Un juego bonito de ver, con unos gráficos que pese a demostrar que ya estamos tocando techo en las máquinas de esta generación, todavia pueden darnos gratos momentos, porque si en algo destaca DMC es en su adicción. Este juego engancha y siempre hace que el jugador quiera avanzar un poquito más. Un poquito más. Siempre hacia adelante.
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